Yo estaba enamorado de Teresa Salgueiro. Quería desesperadamente ir a Lisboa... Mi alma necesitaba recorrer Alfama a lomos de un tranvía que me transportara al pasado... Mi boca ansiaba paladear el gusto lento del portugués, un idioma arcaico destilado con vinho verde y pasteis de nata...
Todo esto no lo hice hasta mucho tiempo después. Recorrimos Lisboa como dos viajeros y nos enamoramos de ella como yo me había enamorado de Teresa Salgueiro, o más bien de su reflejo en un film de Wim Wenders. El tiempo tiende a magnificar las imágenes, pero dudo mucho que me haya inventado los matices mil que el sol desplegó sobre el Tajo mientras asistíamos, atónitos, al milagro desde el Miradouro de Santa Luzia. O el fuerte olor a un mar colonial, mezcla de dos continentes, que pudimos paladear mientras el viento descubría nuestras siluetas en la Torre de Belém.
Nada de eso me he inventado. Echo de menos Lisboa. O Lisboa me echa de menos a mí y clama por mi presencia desde lo alto de su puesto de guardia. Acudiré, no puedo negarme. Yo estaba enamorado de Teresa Salgueiro. Se lo debo.
Madredeus - Alfama
Agora,
que lembro,
As horas ao longo do tempo;
Desejo,
Voltar,
Voltar a ti,
desejo-te encontrar;
Esquecida,
em cada dia que passa,
nunca mais revi a graça
dos teus olhos
que eu amei.
Má sorte,
foi amor que não retive,
e se calhar distrai-me...
- Qualquer coisa que encontrei.
P.S.: La foto de Lisboa es propiedad de Lucía Castillo Gil y Marcos Soriano Covarsí