Lo terminé hace ya un tiempecito, pero quería dejarlo reposar un par de semanas antes de dar una opinión digamos, sosegada, al respecto. Se trata de las memorias de Alex James, el espigado bajista de Blur, la archiconocida banda británica de los 90.
Me encantan las biografías. Me encantan los libros sobre música. ¿Parecería la conjunción perfecta, verdad? Pues el resultado, en mi opinión, dista mucho de estar a la altura. Lo que busca muchas veces el lector de libros sobre grupos musicales - esa es al menos mi experiencia - no es tanto las múltiples anécdotas que los rodean o sus relaciones personales, como ahondar en los detalles de grabación y composición de las canciones que tanto aman.
De lo primero tenemos en el libro muchas páginas: la formación del grupo, su evolución, la amistad de sus miembros, etc. Incluso se permite el lujo James, en un esfuerzo loable de plasmar su intensa vida personal, de divagar sobre temas tan poco afines a priori para un músico pop como jardinería, astronomía o aeronáutica, algunas de sus pasiones personales. La honestidad del inglés sorprende y agrada a partes iguales: el sexo casual, las innumerables borracheras, las drogas, los excesos... Pero el formato de "chico joven de provincias que llega a la fama, se desmadra unos años y al final sienta la cabeza" acaba cansando por demasiado manido. Al final del libro encontramos a Alex casado, disfrutando de su inmensa propiedad en el campo por la que corretean sus tres hijos y asistiendo a recepciones reales en Buckingham Palace. Lo que posiblemente sea el sueño dorado de todo inglés de mediana edad, pero que chirría notablemente en su caso: un músico que pasó los 90 en la banda que mejor ejemplificó en sus letras las críticas más certeramente despiadadas contra las clases medias inglesas y su hipócrita sistema de valores
James escribe bien, con humor y cierta ironía típicamente británica que hace que sea un libro divertido y fácil de leer. Es difícil no sentir simpatía por el chico, especialmente cuando uno se da cuenta de que analiza sin tapujos y con cierta chulería temas espinosos para la historia de la banda: el distanciamiento de sus miembros, las rencillas musicales, la rivalidad con Oasis, etc. Sin enbargo, asuntos tan esenciales para la biografía de un músico pop, y mucho más aún para la biografía de un miembro de la banda que inventó el Brit Pop, son desechados o relegados a la cuneta de los temas sin importancia. La eclosión musical inglesa de principios de los 90 ocupa un par de páginas a lo sumo. La gestación y grabación de un tema seminal como Song 2 queda despachada en un par de párrafos.Y lo mismo ocurre con Country House, Parklife o Charmless Man, himnos por derecho propio de toda una generación. La misma que, atónita, hoy lee - leemos, leo - este libro con la incómoda sensación de estar haciéndonos mayores y un cierto hastío por la forma en la que los hasta ahora abanderados del indie y la contracultura intentan no sólo hacernos pasar por el aro, sino convencernos de que es el siguiente paso lógico y natural.
James escribe bien, con humor y cierta ironía típicamente británica que hace que sea un libro divertido y fácil de leer. Es difícil no sentir simpatía por el chico, especialmente cuando uno se da cuenta de que analiza sin tapujos y con cierta chulería temas espinosos para la historia de la banda: el distanciamiento de sus miembros, las rencillas musicales, la rivalidad con Oasis, etc. Sin enbargo, asuntos tan esenciales para la biografía de un músico pop, y mucho más aún para la biografía de un miembro de la banda que inventó el Brit Pop, son desechados o relegados a la cuneta de los temas sin importancia. La eclosión musical inglesa de principios de los 90 ocupa un par de páginas a lo sumo. La gestación y grabación de un tema seminal como Song 2 queda despachada en un par de párrafos.Y lo mismo ocurre con Country House, Parklife o Charmless Man, himnos por derecho propio de toda una generación. La misma que, atónita, hoy lee - leemos, leo - este libro con la incómoda sensación de estar haciéndonos mayores y un cierto hastío por la forma en la que los hasta ahora abanderados del indie y la contracultura intentan no sólo hacernos pasar por el aro, sino convencernos de que es el siguiente paso lógico y natural.